"Siento un frío en mi espalda,
un miedo sorpresivo se apodera,
con tus fuertes brazos basta tocarme,
controlando cada uno de mis músculos,
no puedo mirar tu rostro cercano y espectante,
pero siento tu mirar tras de mi.
Una ola inmensa me arrastra,
y fuertes vientos en silencio me dejan callada,
aquella presencia se apodera de mi,
e inmoviliza la escencia inmaculada.
Mi silencio piensa bajo el control lujurioso del miedo,
mueve mis manos por caminos que conciente no andaría,
pronuncia mi boca palabras que no diría,
transformándome en una bestia deseosa sin Dios ni credo.
Ya no es la misma la que ves ante ti,
he cambiado de aroma y fuego,
ya no pienso antes de lo que pueda sentir,
busco descontrolada una presa de mi juego,
por destino cruzado e incierto lo he encontrado,
pero no vi quien era antes de seguir,
demasiado tarde me percaté,
ensucié un cariño tras mi instinto sin herir.
Hoy aún la sangre me controla,
y no sé a cuantos inocentes haré caer,
por el deseo de poder jugar instinto animal de loba,
juego extenso sin rezo hasta amanecer.
Mi piel congelada pregunta,
si mi presa volvería a caer,
si yo volvería a encerrar bajo mi treta,
y con el mismo miedo perverso él correría hasta la respiración perder,
sabiendo tentarme a cazar bajo mi instinto en agonía,
degustar aquella piel que ahora persigo al correr."
Autora: Sandra. - 23/12/2007
Hice una pregunta... ahora creo que sólo el tiempo tendrá la respuesta.
domingo, 23 de diciembre de 2007
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